En la unión de las placas litosféricas, surgen zonas de subducción: una de las placas avanza sobre la otra. Y el borde del que resulta estar abajo desciende suavemente hacia el manto. En el camino, las rocas de la corteza se calientan y pierden los elementos químicos más ligeros, así como sus compuestos. Además de la formación de estructuras geológicas a gran escala, este proceso es responsable del enriquecimiento del manto con agua, carbono y otras sustancias.
Anteriormente, se encontraron bloques de corteza oceánica a profundidades de unos 200 kilómetros. Debido a su fuerza y colosal capacidad calorífica, los fragmentos de la litosfera retuvieron parcialmente su estructura incluso bajo la influencia de alta presión y calor en las entrañas de la Tierra. Por lo tanto, tienen una temperatura y densidad diferentes a la materia circundante. Esto conduce a la re-reflexión y refracción de ondas sísmicas en el límite de tales formaciones. Lo que ayuda a los geólogos a encontrarlos.
En un nuevo artículo científico, los científicos chinos describen el descubrimiento de fragmentos de corteza oceánica a profundidades de 410 a 660 kilómetros. Se publica en la revista Nature Geoscience revisada por pares. Un equipo de los principales institutos geológicos del Reino Medio analizó datos de más de 300 estaciones sismológicas. Por la forma en que los sensores ubicados en todo el país registraron ondas de muchos terremotos, fue posible hacer un «tomograma» del subsuelo.
En el noreste de China, las estaciones detectaron dos anomalías en la propagación de ondas sísmicas. Se ubicaron mucho más profundo que cualquier formación conocida que pudiera causar efectos similares. Luego, los científicos construyeron varios de los modelos más probables que describen estos cambios característicos en las fluctuaciones del interior de la Tierra. Basado en el modelado y análisis de datos de observación, los fragmentos de la antigua litosfera se convirtieron en la explicación más probable.
Dependiendo de la dirección del movimiento de las ondas sísmicas, se propagan de diferentes formas, se reflejan y cambian su velocidad en el límite de rocas con diferentes densidades y temperaturas. Como las observaciones continuaron durante un largo período de tiempo, los datos incluyeron ondas que emanaron de hipocentros de terremotos en toda Eurasia, así como en el Pacífico norte y suroeste.
Este descubrimiento le permite echar un vistazo a los procesos tectónicos. Las suposiciones de que los fragmentos de la litosfera oceánica pueden penetrar en el manto a grandes profundidades se han hecho anteriormente. Sin embargo, ahora hay una clara confirmación de esto. Hasta que haya una oportunidad de «sumergirse» en las entrañas tan profundamente, toda la investigación se lleva a cabo por métodos indirectos. Luego, las observaciones complementan los modelos, y cada nueva información puede hacer avanzar la geología de manera significativa.